Hace 24 años nunca pasó por nuestra mente la idea de madrugar para alcanzar agua, llenar cubetas y lo mucho o poco que apartamos, dividirla para hacer todas nuestras actividades o peor aún: estar “rogando” por una pipa.
Hoy, este escenario es una realidad. El mundo ha cambiado y ahora reconocemos, de la peor manera, que el agua no es eterna. Esos días de abrir la llave deliberadamente, terminaron. La escasez de este líquido vital ya no sólo es de algunas regiones del país, alcanzó a todos.
Hagamos un viaje al año 2000, cuando el agua fluía sin mayor preocupación. Había problemas, claro, pero la mayoría de nosotros no sentía la urgencia. Las lluvias llegaban, los ríos corrían, y no nos dábamos cuenta de lo rápido que estábamos agotando un recurso tan vital. Era fácil sentir que todo estaba bajo control, pero en realidad, ya estábamos en el camino hacia un futuro más seco.
Según informes de la ONU, el total de agua en la superficie de la Tierra y en el subsuelo ha disminuido un centímetro anualmente durante los últimos 20 años. Esto puede no parecer mucho, pero cuando consideramos que sólo el 0.5% de esa agua es dulce y utilizable, la situación se vuelve más preocupante.
¡Nos estamos quedando sin agua!
Pero, regresemos al presente. La historia es muy diferente, ¿verdad? Con el cambio climático en marcha, el agua se está volviendo cada vez más escasa. Lo que antes era una preocupación para unos pocos, ya es una realidad para millones. ¡Es como ser protagonistas de una película sobre el fin del mundo, sin saber el desenlace!
Ahora, rogamos para que llueva y el río Cutzamala, que abastece a la Ciudad de México y la Zona Metropolitana del país, aumente el nivel de agua de su capacidad, pues según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), a principios de julio se encontraba en 27.8%.
Al darnos cuenta de lo que está pasando, la pregunta que todos nos hacemos una y otra vez es: “¿Cuánto tiempo nos queda antes de llegar a un punto crítico?”. Según los expertos, el pronóstico es preocupante, ya que si no tomamos medidas drásticas de inmediato, podríamos enfrentar un punto crítico en las próximas dos décadas.
La falta de agua ya está afectando a más del 80% de México, con la sequía golpeando a la mitad del territorio, siendo Nuevo León, Tamaulipas y Michoacán los estados más afectados. A nivel global, la sobre explotación, la contaminación y los impactos del cambio climático están acelerando la crisis.
¿Qué podemos hacer?
Aunque parece que todo está perdido, los especialistas aseguran que todavía podemos hacer algo ante la crisis de agua en el mundo. Desde reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para mantener la temperatura; adoptar modelos de economía circular para racionalizar y reutilizar este recurso vital; implementar tecnología para reducir el consumo de agua, sobre todo en los sectores agrícolas y ganaderos, que son unos de los que generan más consumo; hasta reducir fugas, causantes del 40% de la pérdida de agua en la red de distribución; e invertir en la investigación, son algunas de las acciones que podríamos tomar, tanto los gobiernos como la población.
La situación actual exige que seamos más conscientes de nuestro impacto y tomemos medidas responsables. No es una tarea fácil, pero es necesaria. Cada acción, por pequeña que sea, puede contribuir a un cambio significativo. El tiempo para actuar es ahora, y depende de todos nosotros asegurarnos de que el agua siga siendo una parte fundamental de nuestras vidas y las de las generaciones futuras.
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Publicado: September 2, 2024 at 12:09PM