Las corrientes oceánicas pueden ser causadas por el viento, diferencias de densidad en las masas de agua causadas por variaciones de temperatura y salinidad, la gravedad (que atrae las corrientes oceánicas y puede influir en la dirección descendente de las regiones de mayor superficie, entre otras cosas) y eventos naturales como terremotos o tormentas.
¿Qué son las corrientes oceánicas? Una guía para entender su funcionamiento
Son el elemento vital de nuestro planeta; conectan rincones distantes de nuestro mundo e influyen profundamente en el clima, el tiempo y los ecosistemas marinos. Estos sistemas dinámicos, desempeñan un papel fundamental en la regulación del clima global y el mantenimiento de la vida marina.
¿Cuántos tipos de corrientes hay?
Las corrientes oceánicas pueden ser de dos tipos: superficiales y corrientes de aguas profundas. Las corrientes superficiales están impulsadas principalmente por el viento y las corrientes de aguas profundas o corrientes termohalinas, vienen motivadas principalmente por el ascenso y descenso del agua causado por diferencias de densidad debido a variaciones en la temperatura y en la salinidad. Así, la principal causa de las corrientes de aguas profundas es la densidad del agua causada por las diferencias entre estos dos valores. Estas se producen tanto en los niveles profundos como en los poco profundos del océano y se mueven mucho más lentamente que las corrientes de marea o superficiales.
Las corrientes oceánicas se comportan de forma muy similar a los ríos dentro de los cuerpos de agua más grandes y varían en tamaño: las hay pequeñas, como las que podemos ver cerca de las playas, hasta enormes corrientes que se extienden por todo el océano, como el giro del Atlántico Norte, que se mueve desde el oeste, a lo largo del ecuador. Esta "cinta transportadora global" de la circulación oceánica desempeña un papel crucial en la transferencia de calor y la regulación del clima a lo largo de grandes distancias.
El impacto de las corrientes oceánicas en el clima y los ecosistemas
Ya hemos comentado que las corrientes oceánicas son cruciales para la salud de nuestro planeta Tierra, ya que influyen tanto en los patrones climáticos como en la distribución de la vida marina. Por ejemplo, este movimiento se encarga de distribuir nutrientes por el océano: en las corrientes ascendentes, donde el agua más profunda y rica en nutrientes sube a la superficie, se encarga de servir de sustento para los ecosistemas marinos y pesquerías, ya que aporta los nutrientes esenciales para el fitoplancton, que es la base de la red alimentaria oceánica. Aquí podemos citar la Corriente de las Malvinas, que se bordea la costa sureste de Argentina y se mezcla con las aguas más cálidas a medida que se desplaza hacia el norte y proporciona un papel esencial en la distribución de nutrientes y, por ende, en las especies que habitan.
Además, no solo influye como herramienta de avituallamiento marina, sino que también afecta a la distribución de las especies. Por ejemplo, las aguas frías y ricas en nutrientes que trae la Corriente de Humboldt frente a las costas de América del Sur sustentan uno de los ecosistemas marinos más productivos del mundo; allí habitan tiburones, ballenas, leones marinos o calamares gigantes. Y, por último, pero no menos importante, las corrientes oceánicas redistribuyen el calor desde el ecuador hasta los polos, lo que hace que el clima global del planeta sea más moderado así como sus patrones meteorológicos. En este sentido, la Corriente del Golfo transporta agua cálida desde el Golfo de México hasta el Atlántico Norte, lo que contribuye a que haya climas más templados en la zona de Europa occidental.
Pero no existen solo estas tres citadas. Hay muchas más, como la Corriente Circumpolar Antártica (en el océano Antártico), la Corriente Ecuatorial del Sur (en el océano Índico) o la Corriente de Benguela (en el océano Atlántico).
Relación entre las corrientes oceánicas y el cambio climático
Nos encontramos en una situación delicada en cuanto a esta importante relación entre las corrientes oceánicas y el cambio climático, ya que, a medida que cambia el clima de la Tierra, también lo hacen los complejos patrones de las corrientes oceánicas y, si se produce una alteración en el equilibrio de la circulación termohalina, también tendrá sus consecuencias en nuestro mundo. Sabemos que el cambio climático está acelerando el deshielo de los polos; con ello, el incremento de agua dulce que entra al océano puede llegar a modificar las corrientes que dependen de la densidad, lo que influiría en la estabilidad del clima y contribuiría al aumento del nivel del mar.
También veríamos (o veremos) sus consecuencias en los patrones climáticos, en fenómenos como El Niño y La Niña, responsables de inundaciones y deslizamientos de tierra o enfriamiento a gran escala de las profundidades del océano; todo ello altera los patrones climáticos globales y afecta en última instancia a la agricultura, al suministro de agua y a los desastres naturales.
Referencias:
- NOAA’s National Ocean Service
- McWilliams, J. (2016). Submesoscale currents in the ocean. Proceedings. Mathematical, Physical, and Engineering Sciences / The Royal Society, 472. https://ift.tt/3Kwu2hr.
- Hays, G. (2017). Ocean currents and marine life. Current Biology, 27, R470-R473. https://ift.tt/OPLJc5T.
Fuente: https://ift.tt/qfxpVLl
Publicado: September 11, 2024 at 04:11PM