Moo Deng, una bebé hipopótamo pigmea, se ha convertido en la nueva sensación de internet. Su piel siempre húmeda, sus mejillas sonrosadas y su adorable costumbre de mordisquear las rodillas de sus cuidadores han capturado los corazones de miles de personas en todo el mundo. Pero, ¿por qué esta pequeña criatura se ha vuelto tan popular? Según los científicos, la respuesta tiene una explicación sencilla: su ternura está hackeando nuestros cerebros.
La ciencia detrás de la ternura de Moo Deng
Desde que nació en julio en el zoológico Khao Kheow Open Zoo de Tailandia, Moo Deng —cuyo nombre se traduce aproximadamente como «cerdito rebotante» o «albóndiga de cerdo»— ha alcanzado una fama viral. Ha sido convertida en memes por el equipo de baloncesto Utah Jazz, inspiró un pastel increíblemente realista en una panadería de Bangkok, y su imagen ha influido en una tendencia de maquillaje en tonos rosa húmedo por Sephora Tailandia. Incluso tiene su propia página de Wikipedia.
Detrás de esta improbable celebridad hay una razón científica: Moo Deng y otros animales bebés desencadenan reacciones de adoración debido a sus características tiernas que activan nuestros instintos de protección. Estudios han demostrado que la apariencia de estos animales, con rasgos similares a los de un bebé humano, dispara un instinto profundamente arraigado en nuestra evolución, destinado a garantizar la supervivencia de nuestra especie a lo largo del tiempo.
Según Daniel Kruger, investigador en psicología evolutiva de la Universidad de Michigan y la Universidad Estatal de Nueva York en Buffalo:
«Cuando vemos estos rasgos infantiles —esos ojos grandes, frentes amplias, barbillas pequeñas y cuerpos regordetes— interpretamos eso como señales de dependencia y vulnerabilidad, lo que nos motiva a cuidarlos».
Este fenómeno no se limita solo a los bebés humanos, sino que también se extiende a otras especies.
De hecho, en 1943, el etólogo austríaco Konrad Lorenz propuso el concepto de “esquema de bebé”, una teoría que explica cómo ciertos rasgos activan nuestra percepción de ternura. Desde entonces, numerosos estudios han confirmado que los humanos se sienten naturalmente atraídos por estas características universales: mejillas regordetas, narices pequeñas, cuerpos compactos y ojos grandes.
Un estudio de 2009 reveló que el “esquema de bebé” activa la motivación de cuidar tanto en hombres como en mujeres, y otro estudio descubrió que incluso los adultos sin hijos responden a estos estímulos.
El impacto de la fama en la conservación de los hipopótamos pigmeos
De acuerdo con Morten Kringelbach, profesor de neurociencia en la Universidad de Oxford, la sobrecarga de ternura va más allá de lo visual. Ver algo adorable activa rápidamente las áreas del cerebro vinculadas a las emociones y el placer, lo que explica por qué los bebés y los animales tiernos capturan nuestra atención de manera tan efectiva.
Esta respuesta emocional hacia la ternura también puede tener implicaciones evolutivas. Kruger explica que la adorabilidad de los bebés es clave para su supervivencia. Cuanto más tierno se percibe a un bebé, más probable es que reciba atención, cuidado y «lenguaje de bebé» de los adultos.
“Los humanos estamos fuertemente seleccionados para reaccionar ante la ternura debido a lo indefensos que son nuestros bebés. Esta fuerte necesidad de cuidado ha garantizado nuestra supervivencia, y proyectamos este instinto en otras especies”.
Kruger ha estudiado este fenómeno en varias especies. En uno de sus estudios, mostró fotos de crías de aves y reptiles a los participantes. Aquellas crías que pertenecían a especies que requieren cuidado parental fueron percibidas como más atractivas y adorables que aquellas que no lo necesitan. Esto es exactamente lo que sucede con Moo Deng: su torpeza y su apariencia vulnerable despiertan reacciones de cariño en las personas.
David Barash, biólogo evolutivo y profesor emérito de psicología en la Universidad de Washington, sugiere que el «esquema de bebé» también explica por qué los torpes movimientos de Moo Deng —ya sea retorciéndose mientras duerme, mostrando sus diminutos dientes o simplemente siendo dramática— son irresistibles en línea. De hecho, desde que Moo Deng se hizo viral, las visitas al zoológico Khao Kheow han más que duplicado.
Además, Barash menciona el “efecto bola de nieve de la fama”, donde una vez que el interés por algo alcanza un umbral, tiende a crecer por sí solo, similar a cómo los Kardashian se hicieron famosos simplemente por ser famosos.
Sin embargo, a pesar de la ternura de los hipopótamos pigmeos, su futuro es incierto. La pérdida de su hábitat y la caza furtiva han llevado a esta especie al borde de la extinción, con solo unos 2,000 ejemplares restantes en la naturaleza. Barash espera que la popularidad de Moo Deng pueda ayudar a concienciar sobre la importancia de proteger a estos animales. “Sería genial que las personas extendieran su interés por esta pequeña criatura a la especie en general. No basta con encontrarla linda, debemos comprometernos a ayudar y proteger a todos sus parientes”.
Referencia:National Library of Medicine/Baby Schema in Infant Faces Induces Cuteness Perception and Motivation for Caretaking in Adults. Link.
Fuente: https://ift.tt/LEZoJFU
Publicado: September 18, 2024 at 08:53AM