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¿Por qué algunas serpientes se comen las unas a las otras?

"Esta serpiente de cascabel debía de estar demasiado ‘poco hecha’ para la culebra, pues sobrevivía cuando volvió a salir a la superficie”, aseguran los responsables del Departamento de Vida Salvaje del Estado de Georgia, en Estados Unidos, en una publicación de la red social Facebook.

Se referían a un ejemplar que había sobrevivido después de ser devorado por una culebra de la especie Drymarchon couperi, un ofidio nativo del sudeste de Estados Unidos que no pasa precisamente inadvertido a alguien que se lo encuentre de improviso, ya sea por su color azul oscuro brillante irisado, o por su inusitada longitud. El caso es que se había tragado y regurgitado otras dos especies: una culebra ratonera y una serpiente de cascabel oriental (Crotalus adamanteus), en cuyo proceso había perdido hasta medio kilo de peso.

No estaba muerta…

Las culebras de la especie Drymarchon couperi son unos depredadores muy voraces que pueden llegar a medir más de 2 metros de largo –la que encontraron en Georgia contaba con más de un metro de longitud–. La habían recogido como muestra para un estudio de investigación sobre el estado de conservación de estos ofidios en Georgia, pues se trata de una especie amenazada. Pero lo que parecía un proceso más del trabajo de campo acabó formando parte de un sorprendente descubrimiento que documentó un extraño caso de depredación entre ofidios. “La naturaleza depara verdaderas sorpresas”, concluían los investigadores en la publicación. 

La culebra de la especie Drymarchon couper (de color negro) regurgitó dos especies, entre ellas, un ejemplar juvenil de serpiente de cascabel oriental (Crotalus adamanteus). En la imagen de la izquierda, en el centro de la imagen. 

Lo que llamó especialmente la atención es que la serpiente de cascabel había sobrevivido. En un principio se creía que estaba muerta, pero dio señales de vida una hora más tarde de ser ingerida”, aseguran los herpetólogos, quienes advirtieron que tenía un bulto en su interior, lo que indicaba que había ingerido alguna presa: en concreto, un ratón de gran tamaño. Según los expertos, este episodio no solo revela la impresionante capacidad de caza de la culebra Drymarchon couperi, que perdió medio kilo después de vomitar la captura, sino también la inesperada resistencia de la serpiente de cascabel. 

No era la única sorpresa que deparaba aquella investigación. Matt Moore, el herpetólogo que descubrió la escena, soltó al reptil resucitado en una madriguera de tortugas cercana. Sin embargo, el ejemplar no se internó en busca de alimento, como era de esperar, sino que se quedó tomando el sol en un campo cercano… Era la primera vez que Moore veía una serpiente de cascabel oriental alejarse de una madriguera.

Más allá de la inusitada estampa, lo sucedido arroja luz sobre un comportamiento rara vez documentado en el mundo de los ofidios:¿por qué algunas serpientes deciden depredar sobre otras? ¿Hasta qué punto se trata de un comportamiento común? Y sobre todo, ¿por qué lo llevan a cabo? Daniel Sollenberger, biólogo conservacionista de la División de Recursos de Vida Salvaje del estado de Georgia, donde se encontraron estos reptiles, responde a National Geographic a algunas de estas preguntas. 

El canibalismo en el reino animal no es raro, como demuestran las muchas especies que lo practican, como las viudas negras o las mantis religiosas. También lo hacen las serpientes, aunque, en este caso, no lo hagan con tanta frecuencia.  Por ejemplo, los científicos han documentado que muchas especies de cobra suelen depredar a congéneres, e incluso miembros de su propia especie.

Cobras, serpientes caníbales

Sin embargo, hay un tipo de serpiente que sí que practica canibalismo con cierta frecuencia: las cobras. En 2018 unos investigadores encontraron un enorme ejemplar macho de cobra de El Cabo (Naja nivea) devorando a otro macho más pequeño de la misma especie. Aquel hecho tan inusual los hizo indagar más para descubrir si aquel podía ser un comportamiento extendido entre este tipo de ofidios. 

Las conclusiones de aquel estudio sugirieron que las cobras en estado salvaje se alimentan de otras serpientes con relativa frecuencia (los investigadores contabilizaron que entre el 13 y el 43 por ciento del alimento de estas serpientes correspondía a otras cobras). Dedujeron que en estos animales el canibalismo era algo común, un comportamiento que mostraron cinco de las seis especies estudiadas. Había algo curioso en ese hecho: solo encontraron machos implicados en actos de canibalismo, como presa o depredador, lo que sugiere que esto podría responder a un caso de competencia  sexual.

 ¿Es posible que el canibalismo evolucionara a partir de un comportamiento combativo entre machos de la misma especie? Es una posibilidad, aunque no la única. Tanto las cobras como las serpientes de cascabel son oportunistas, que ‘se alimentan prácticamente de cualquier cosa’. El biólogo de la Universidad de Witwatersrand Xavier Glaudas encontró un caso similar cuando realizaba un estudio sobre canibalismo de machos hacia hembras de culebra bastardas (Malpolon monspessulanus). Desde el punto de vista evolutivo, comerse a una hembra puede resultar contraintuitivo.

Desde el punto de vista evolutivo, comerse a una hembra puede resultar contraintuitivo.

Una posibilidad –apunta este investigador– es que estos machos se hubieran comido ‘lo primero que vieron’ en caso de extrema necesidad. Otra posibilidad podría ser que decidiera eliminar a un miembro de su propia especie, aunque fuese una hembra, en la competición por los recursos. 

No es canibalismo, sino ofiofagia

“En América del Norte hay muchos géneros de serpientes que devoran otros ofidios”, sostiene Sollenberger. Sin embargo, afirma, es importante remarcar que en estos casos no se trata de canibalismo, sino de ofiofagia, un término que en griego significa, literalmente, ‘comer serpientes’. ¿Por qué y cómo evolucionó ese comportamiento? ¿Es posible que esta culebra se estuviera alimentando deliberadamente de ejemplares de su misma especie, o lo había hecho por error?

“Las serpientes ofiófagas no siguen una dieta estricta, –afirma Sollenberger, quien apunta a que en realidad se alimentan de una gran variedad de presas, entre las que pueden incluirse otros ofidios–. Sin embargo, subraya, se trata de un comportamiento residual, que sucede de forma esporádica.

Algunas de las que depredan serpientes también comen lagartos, que al fin y al cabo es una presa similar. "En el caso de las especies de América del Norte, parece responder a un ofidio con una dieta generalista que aprovechan las oportunidades que surgen mientras buscan alimento, concluye Sollenberger.

"Al fin y al cabo, una serpiente que se come a otra siempre será más llamativo que otra que se alimenta de un ratón, pero se trata de casos esporádicos que han alimentado esta reputación". Sin embargo, comerse una serpiente de vez en cuando no significa que sea una serpiente caníbal u ofiófaga. Para que estos suceda debe depredar congéneres con la suficiente frecuencia para que haya tenido un impacto en la evolución de los dos grupos de estos ofidios.

En el caso de estas culebras y de las serpientes reales, ambas evolucionaron para ser inmunes al veneno de las víboras nativas de las que depredan. Estos ofidios se adaptaron perfectamente al cambio de dieta. Al final, se trata de pura supervivencia.

Fuente: https://ift.tt/iq0YpXI
Publicado: September 29, 2024 at 06:04AM

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