El telescopio espacial Hubble ha sido uno de los instrumentos científicos más emblemáticos y famosos de la historia. Desde su lanzamiento en 1990, ha permitido a la humanidad observar el universo con un nivel de detalle nunca antes visto. Gracias a él, hemos podido contemplar galaxias a millones de años luz, estudiar planetas de nuestro propio sistema solar y descubrir fenómenos cósmicos que han cambiado nuestra comprensión del universo.
Sin embargo, una pregunta importante surge luego de más de tres décadas en órbita: ¿cómo es posible que el Hubble siga funcionando de manera eficiente? Acostumbrados a un mundo donde nuestros teléfonos móviles apenas duran unos años, parece sorprendente que un telescopio que orbita la Tierra desde hace más de 30 años todavía envíe imágenes y continúe operando con éxito.
PUNTO CLAVE: EL DISEÑO DEL HUBBLE
Uno de los factores clave que ha permitido al Hubble seguir en funcionamiento es el diseño robusto con el que fue construido. Desde su concepción, se sabía que este telescopio espacial debía ser extremadamente resistente, ya que debía operar en el duro entorno del espacio exterior. Las fluctuaciones de temperatura, los altos niveles de radiación y la falta de mantenimiento regular eran retos conocidos desde el principio. Así, se utilizaron materiales y tecnologías avanzadas para garantizar su durabilidad.
El Hubble fue diseñado con una serie de sistemas redundantes. Esto significa que si alguna pieza o componente crucial falla, hay un respaldo listo para tomar su lugar. Estos sistemas de respaldo han permitido que el telescopio siga funcionando incluso cuando han surgido problemas técnicos. Por ejemplo, en varias ocasiones, algunas de sus cámaras y otros instrumentos han dejado de funcionar, pero gracias a los sistemas redundantes, la misión ha podido continuar sin interrupciones importantes.
Otro aspecto destacable es la capacidad de reparación en órbita que ha tenido el Hubble. Aunque hoy en día ya no es posible enviar misiones tripuladas para repararlo, a lo largo de las décadas, se realizaron varias misiones de servicio. Los astronautas del transbordador espacial realizaron reparaciones cruciales, reemplazaron piezas y actualizaron los instrumentos científicos del telescopio. Estas misiones, que tuvieron lugar en cinco ocasiones entre 1993 y 2009, fueron fundamentales para extender la vida útil del Hubble.
EN CONTACTO CON LA TIERRA
Uno de los aspectos más fascinantes de la operación del Hubble es cómo la NASA mantiene la comunicación con el telescopio, a pesar de que orbita a más de 500 kilómetros sobre la Tierra. El Hubble no está solo allá arriba. Actúa junto a una red de satélites que están en constante comunicación con las estaciones de control en la Tierra, lo que permite a los científicos no solo recibir las imágenes y datos del telescopio, sino también enviar comandos para orientar el Hubble hacia diferentes partes del cielo.
El Hubble se comunica con la Tierra a través del sistema de Red de Satélites de Seguimiento y Retransmisión de Datos (TDRSS, por sus siglas en inglés). Este sistema de satélites actúa como un intermediario entre el telescopio y los centros de control en la Tierra, transmitiendo información en ambas direcciones. Cuando los científicos en la NASA desean apuntar el telescopio a un nuevo objetivo, envían comandos que viajan a través de estos satélites y llegan al Hubble casi en tiempo real.
Además, el Hubble cuenta con sofisticados sistemas de control de actitud, que permiten que el telescopio mantenga su orientación precisa en el espacio. Estos sistemas utilizan giroscopios y sensores que detectan las estrellas, asegurando que el Hubble siempre apunte a las coordenadas exactas que los astrónomos en la Tierra desean estudiar. A pesar de que algunos de estos giroscopios se han deteriorado con el tiempo, el telescopio sigue siendo capaz de realizar observaciones precisas gracias a la redundancia y los sistemas de respaldo con los que fue equipado.
¿CÓMO MANTENER LA MARCHA SIN “COMBUSTIBLE”?
Una duda común es cómo el Hubble sigue moviéndose en el espacio sin necesitar recargar combustible, especialmente después de tantos años. La clave aquí está en que el telescopio no necesita combustible para moverse en órbita. Como muchos otros satélites, una vez que está en su órbita alrededor de la Tierra, se mantiene allí por la inercia. Es decir, el Hubble sigue girando alrededor del planeta sin necesidad de propulsores, ya que no hay fricción en el espacio que lo detenga.
Lo que sí necesita son fuentes de energía para operar sus instrumentos, cámaras y sistemas de comunicación. El Hubble obtiene esa energía a través de sus paneles solares. Estos paneles convierten la luz del sol en electricidad, proporcionando la energía necesaria para todas sus operaciones. A lo largo de su vida, los paneles solares del Hubble también fueron reemplazados durante las misiones de servicio, lo que le ha permitido seguir operando con eficiencia.
Los sistemas del Hubble están diseñados para almacenar la energía generada por los paneles solares en baterías, lo que le permite seguir funcionando incluso cuando está en el lado oscuro de la Tierra, donde no recibe luz solar directa. Esta combinación de paneles solares y baterías es la clave que mantiene al telescopio en marcha, día tras día, año tras año.
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Publicado: October 5, 2024 at 10:13AM