En las entrañas del Complejo Ígneo de Bushveld, Sudáfrica, se ha desenterrado un testimonio de la antigüedad de la vida en nuestro planeta: microbios vivos que habitan una roca formada hace más de 2.000 millones de años. Este descubrimiento extraordinario, realizado por un equipo de científicos internacionales, arroja nueva luz sobre la sorprendente capacidad de la vida para persistir en condiciones extremas y sobre la historia de la evolución microbiana en la Tierra.
Durante años, los científicos han sabido que, bajo la superficie terrestre, existe una enorme biosfera compuesta de organismos microscópicos que subsisten en entornos donde la energía es escasa y el tiempo parece detenerse. Sin embargo, la confirmación de vida en una roca de esta antigüedad rompe con todos los registros anteriores, y promete transformar nuestra comprensión de cómo la vida puede sobrevivir a lo largo de escalas geológicas inimaginables.
El hallazgo se produjo gracias a los esfuerzos del International Continental Scientific Drilling Program (ICDP), que logró perforar una muestra de núcleo de roca a unos 15 metros bajo la superficie en el complejo ígneo de Bushveld. Este lugar, famoso por su riqueza mineral y por contener gran parte del platino extraído del mundo, resultó ser también un reservorio de vida antigua.
La roca en cuestión, formada por magma que se enfrió lentamente, ofrece un entorno excepcionalmente estable que, según los investigadores, permitió que los microbios sobrevivieran durante mucho tiempo.
Utilizando avanzadas técnicas de análisis, los científicos lograron no solo detectar, sino también confirmar que las colonias de microbios encontradas eran nativas de la muestra y no producto de contaminación externa. Para ello, emplearon una combinación de espectroscopia infrarroja, microscopía fluorescente y microscopía electrónica, lo que permitió observar en detalle cómo las células microbianas estaban densamente empacadas en grietas de la roca, rodeadas de arcilla que impedía cualquier tipo de interacción con el mundo exterior.
Este aislamiento absoluto ha sido clave para la preservación de estos organismos, permitiéndoles sobrevivir con un suministro de energía mínimo proporcionado por las interacciones entre el agua y los minerales de la arcilla circundante.
El profesor Yohey Suzuki, de la Universidad de Tokio, uno de los autores principales del estudio, ha destacado la importancia de este descubrimiento en la comprensión de la evolución temprana de la vida en la Tierra, señalando que, hasta ahora, los microorganismos más antiguos que habíamos encontrado tenían unos 100 millones de años, encontrados en el fondo del océano.
Implicaciones para la vida extraterrestre
El descubrimiento de estos microbios en una roca de 2.000 millones de años reaviva el debate sobre los orígenes y la longevidad de la vida en la Tierra. Hasta ahora, los fósiles más antiguos de vida conocida datan de aproximadamente 3.500 millones de años, lo que sugiere que la vida podría haber surgido relativamente pronto después de la formación del planeta, hace unos 4.500 millones de años.
Sin embargo, los microbios descubiertos representan una evidencia tangible de cómo ciertos organismos pueden sobrevivir por tiempos geológicos inimaginables, casi sin cambios, alimentando teorías que proponen que la vida podría haberse originado en entornos extremos similares a los de estos subsuelos antiguos. Este hallazgo no solo profundiza nuestra comprensión del pasado biológico de la Tierra, sino que también plantea preguntas sobre la posibilidad de que la vida haya emergido mucho antes de lo que se pensaba, y en lugares que aún no hemos explorado por completo.
En el caso de los microbios descubiertos en la roca de Bushveld, su capacidad para subsistir en un entorno sellado, casi inmóvil y con una mínima cantidad de energía disponible, sugiere que la vida, cuando se adapta a lo extremo, puede ralentizar su metabolismo hasta casi detenerse, sobreviviendo así en una especie de "sueño" profundo que abarca milenios.
Además, este hallazgo tiene implicaciones que van más allá de nuestro planeta. Los investigadores creen que el estudio de estos microbios podría ofrecer pistas valiosas para la búsqueda de vida en otros cuerpos celestes, como Marte.
Las muestras de roca de edad similar, si alguna vez son recuperadas del planeta rojo, podrían mostrar condiciones de habitabilidad y procesos microbianos comparables. La resistencia de estos organismos refuerza la idea de que, en entornos estables pero extremos, la vida puede persistir más allá de lo que podríamos haber imaginado.
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Publicado: October 8, 2024 at 02:10AM